Cuando me embarqué en esta experiencia maravillosa nada me hacía imaginar que dejaría de ser la misma persona de antes.
Llegué el día Viernes Santo para participar en el Via Crucis organizado tan cuidadosamente y con tanto amor por las personas en San Gabriel; los jóvenes de las Parroquias y los pobladores representaban en el Via Crucis de una manera muy real las vivencias por las que deben atravesar en la actualidad, de una manera directa, afrontando la realidad y mostrándonos que todo el sacrificio realizado por Jesús no sólo quedó en el pasado sino que día a día se va renovando en nosotros, en nuestras vivencias diarias ya que el Señor esta a nuestro lado en cada momento de dificultades de nuestra vida, en cada momento de nuestro Via Crucis personal.
Al llegar la noche se realizó la Celebración Liturgica la cuál terminó con la adoración de la Cruz y la Comunión Eucarística la cuál fue vivida con mucha devoción por los fieles.
El Sábado durante el día, la convivencia con las hermanas fue la de una verdadera familia, realizando las labores diarias y preparándonos para la celebración que se realizaría en la noche.
Al llegar la noche participamos en la Ceremonia de bendición del fuego y fuimos en procesión con nuestras velas encendidas hacia la parroquia "La Anunciación", para celebrar juntos la Pascua de Resurrección del Señor.
La gran alegría de la Resurrección del Señor inundó nuestros corazones durante la celebración y al terminr la Misa todos la llevamos muy dentro de nuestro ser y asuminos nuevamente este compromiso de amor con Dios, un Dios que sólo por amor entregó a a su único Hijo, y a un Hijo que por amor, obedeció a su Padre y no sólo por amor al Padre, sino por amor a la humanidad entera.
Lucero Lam Cancio
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